Hanoi, 14-15-16 febrer de 2010.

Los vietnamitas llaman Têt a la llegada del Año Nuevo Lunar. Coincide en fechas con el calendario chino y se desarrolla durante tres días. Son fechas en las que muchos vietnamitas que viven en el exterior aprovechan para visitar su ciudad o para viajar a sus pueblos de origen.

Las plantas típicas de la celebración, son el mandarino (kumquat, que simboliza la buena suerte) y ramas en flor de melocotonero (durazno). Según sus creencias, mientras más frutas y flores se tengan, mayor será la alegría y felicidad en el hogar.


Las celebraciones en Hanoi se guardan para la noche. Hanoi pierde su carácter bullicioso durante el día para quedarse desierta al cerrar las tiendas, eje esencial en la vida vietnamita, que puede ser a la vez taller de motos, ultramarino, restaurante y, por supuesto, vivienda. Es habitual que en los restaurantes no haya muchos de los platos que se ofrecen habitualmente. Más allá de las seis de la tarde, cuando el sol ha caído, los habitantes de Hanoi se concentran en la parte antigua, alrededor del lago, eje central del casco antiguo de Hanoi, para asistir a los espectáculos que se celebran en el parque que lo rodea.

Durante los días previos a la fiesta, los vietnamitas se afanan en limpiar y arreglar sus casas, comprar plantas y ropa nueva y colocar banderas del país en las fachadas, consiguiendo dar un toque colorido y uniforme a esta destartalada y masificada ciudad. En las casas se colocan ofrendas a pequeñas estatuas de Buda o de una Diosa llamada PHAT BA QUAN AM. Estas ofrendas son de lo más variado: desde esas velas en forma de varillas que se clavan en recipientes llenos de ceniza hasta dinero, fruta, o la comida que se va a tomar durante el día. Es una forma de dar las gracias por los bienes que se tienen y de evitar la falta de éstos durante el resto del año, porque la creencia es que el año discurrirá tal y como ha empezado. Y esto explica muchas cosas: se felicitan, se hacen regalos, se invitan a comer mutuamente e intentan por todos los medios que en esos días la felicidad reine en los hogares.


Otra costumbre es quemar dinero en la puerta de la casa. El dinero es falso, pero su quema supone una ofrenda simbólica que pocos dejan de hacer.

También relacionada con el dinero, aunque esta vez dinero de verdad, está la costumbre de regalar pequeñas cantidades a los niños y a los ancianos. A los ancianos se les desea que puedan vivir más tiempo, y a los niños que crezcan rápido. No es dinero para gastos; es un detalle simbólico que como tal ha de ser considerado y tratado: no se puede gastar. Habitualmente se introduce en unos sobrecitos de color rojo, algunos de los cuales llevan impreso el mensaje más oído -y leído- en el país durante estos días: chúc mừng năm mới (Feliz Año Nuevo). Como dice un proverbio vietnamita, “el primer día del Tet es para los padres, el segundo para los amigos, y el tercero para los profesores”.

Para asegurarse la máxima protección contra cualquier posible correría de los demonios y de los malos espíritus, tradicionalmente los vietnamitas hacían estallar petardos para así frustrar los planes del infame diablo Na A y de su terrible esposa (que según la creencia de los chinos, comía personas en la víspera del Año Nuevo), que no pueden soportar ni el color rojo, ni los ruidos muy fuertes ni la luz del fuego.

Durante esos días la tradición para los campesinos adquiere una significación importante. Van al campo y en un surco con un arado limpian la tierra de la maleza, y piden suerte y prosperidades para las próximas cosechas; por otra parte, los comerciantes abren sus tiendas y venden un solo producto, también con el propósito de tener mejores ventas en el futuro.


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