El Hilo Rojo es una leyenda anónima de origen chino, que dice que entre dos personas que están destinadas a tener un lazo afectivo existe un hilo rojo, que viene con ellas desde su nacimiento. El hilo existe independientemente del momento de sus vidas en el que las personas vayan a conocerse y no puede romperse en ningún caso, aunque a veces pueda estar más o menos tenso, pero es, siempre, una muestra del vínculo que existe entre ellas.

El texto literal viene a decir: Un hilo rojo invisible conecta a aquellos que están destinados a encontrarse, sin importar tiempo, lugar o circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero nunca romper.
Entre la comunidad de padres y madres adoptantes en China, esta leyenda supone una metáfora recursiva, ya que supone que la vinculación entre el hijo adoptado y los padres ya está realizada de antemano por este Hilo Rojo y favorece la fortaleza en la larga espera que hay que realizar, en la mayoría de los casos. En estas comunidades, es normal la utilización contextual de frases como "estamos tirando fuerte del hilo rojo", o "tendiendo puentes con hilos rojos" lo que convierte a la leyenda en una parte más de la jerga de utilización habitual.

Existen infinidad de cuentos y leyendas en Asia. Según su variante de región o país el hilo rojo se ata en el dedo meñique, en el pie o en el corazon... El hilo rojo no solo habla del amor, si no que el rojo simboliza la fuerza y la suerte, y el hilo es la luz que nos va enlazando a todos uno a uno... Esta leyenda surge cuando se descubre que la arteria ulnar conecta el corazón con el dedo meñique. Al estar unidos por esa arteria se comenzó a decir que los hilos rojos del destino unían los meñiques con los corazones; es decir, simbolizaban el interés compartido y la unión de los sentimientos.

La leyenda del hilo rojo dice que hubo una vez un gran emperador que murió joven. A su muerte su hijo se hizo cargo de todo el imperio. El nuevo emperador era joven, inexperto, impetuoso, y tenía prisa por aprender todo y encontrar su hilo rojo. Uno de sus lacayos le habló de una bruja que poseía toda la sabiduría del universo y sabía distinguir y ver el hilo rojo de todos los seres humanos. Así fue como el emperador mandó buscar a la bruja y le ordenó que buscara para él el otro extremo del hilo rojo. La bruja tardó tiempo en localizar el final del hilo, pero al fin le dio una respuesta al emperador. Le llevó al otro lado del río hasta una aldea destartalada en medio de la nada donde una mujer pobre vendía pan en un mercado con su bebé en brazos y la bruja le dijo al emperador: - Aquí termina tu hilo rojo emperador. El emperador creyendo que la bruja ser reía de el, enfureció, empujó a la mujer y al bebé que cayeron por el suelo rodando y el bebé se hizo un gran herida en la frente , cosa que no le importo al emperador quien en pleno ataque de ira también mandó prender a la bruja y ordenó que la decapitaran ahí mismo. El emperador se marchó de la aldea regresando a su castillo, dando por zanjada la burla que según el le había gastado la bruja y se olvidó del tema hasta pasados unos años.... Llegó el momento en que el emperador debía desposarse, y siguiendo los consejos de los integrantes de su corte debía casarse con la hija de un general muy poderoso del otro lado del río. Al emperador le pareció buena la idea ya que sabía muchas cosas sobre este general, sabía que era distinguido, honorable, muy respetado y además, según decían, su hija era una de las jóvenes bellezas emergentes asiáticas, por lo que no lo pensó dos veces y mando realizar todo tipo de preparativos para la boda. Llegado el día dentro del templo y enfrente del altar los dos contrayentes , el emperador levantó el velo de la novia a la que vería por primera vez, y su sorpresa fue inmensa cuando se dio cuenta de que esa bella mujer poséia una cicatriz muy peculiar en la frente y que le trajo a la memoria la pobre aldea y el vaticinio de la vieja bruja a la que había mandado decapitar.

Otra leyenda sobre el hilo rojo cuenta que el anciano que vive en la luna, sale cada noche y busca entre las almas aquellas que están predestinadas a unirse en la tierra, y cuando las encuentra las ata con un hilo rojo para que no se pierdan. Otra interpretación cuenta que el abuelo de la Luna ata un hilo rojo en la muñeca de cada niño que nace; ese hilo está atado a muchos hilos, que a su vez sujetan las muñecas de todas las personas con las que ese niños está destinado a encontrarse durante toda su vida.


This entry was posted on miércoles, marzo 17, 2010 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

2 comentarios:

    Laura dijo...

    Ja sabem una coseta més del fil vermell... gràcies.
    Laura.

  1. ... on 18 de marzo de 2010, 0:06  
  2. laura dijo...

    Me encanta el hilo rojo, solo invisible para los demás, pero muy visible para nosotros.
    un besote
    laura

  3. ... on 18 de marzo de 2010, 21:49