Había un rico terrateniente que utilizaba todo tipo de trucos para explotar a sus siervos. Tenía una hija casadera muy hermosa.
Khoai vivía como sirviente en su casa desde que era un niño. Trabajó muy duro hasta llegar a la adolescencia.
El terrateniente tenía miedo de que Khoai dejará el hogar y perder a un ayudante tan trabajador. Así que un día llamó Khoai y le dijo: "Si te quedas en nuestro hogar y trabajas duro día y noche, te ofreceré mi hija en matrimonio." Khoai creyó al terrateniente y se puso muy contento. Redobló sus esfuerzos para ganarse el corazón del terrateniente.
Pasaron tres años. La hija había crecido. En la región, se encontraba el jefe de una aldea muy rico, que se fijó en la hija del terrateniente para su hijo. Por lo que el jefe de la aldea pidió la mano de la hija del terrateniente en matrimonio. El terrateniente estuvo de acuerdo y se dispuso todo para preparar la boda.
Cuando Khoai se dio cuenta de que se habían aprovechado de él, se puso como loco y fue al propietario a presentar una queja. Le preguntó al terrateniente: "Usted me prometió a su hija en matrimonio. ¿Por qué está rompiendo su promesa ahora?" Al terrateniente no le gustaba que se dirigieran a él de esa manera. Estuvo a punto de golpearlo, pero al mirar al joven, no se atrevió. En su lugar le dijo: "Hijo mío, se equivoca! Mi hija en realidad se está preparando para la boda que tendrá lugar con usted. Sin embargo, si desea que la boda se lleve a cabo, deberá cumplir con la tarea siguiente: es necesario que encuentre un bambú con cien nudos. A continuación, tendrá que cortarlo en palillos para la fiesta de la boda. Esa es mi condición para darle la mano de mi hija en matrimonio. "
Khoai nuevamente le creyó y se fue hacia el bosque en busca de un bambú con 100 nudos. Buscó durante días y cruzó la selva de un extremo a otro sin éxito. Desesperado, se sentó y lloró desconsoladamente. De repente, vio a un hombre de edad avanzada, con el pelo blanco pero con la tez de color rosa. El anciano se le acercó y le preguntó: "Hijo, ¿por qué estás tan triste?". Khoai le contó su historia. El anciano le dijo: "Ve y corta 100 tallos de bambú y tráelos de vuelta aquí". Khoai se marchó y trajo de vuelta el bambú que el anciano le pidió. El anciano entonces dio la orden: "Juntaros! Juntaros!" Los trozos de bambú que yacían en el suelo por todas partes, se agruparon todos en fila para formar un bambú con 100 nudos. Khoai se llenó de alegría. Quiso dar las gracias al anciano, pero éste había desaparecido. Se dio cuenta de que había encontrado a Buda. Se dispuso a llevar el bambú en la espalda. Pero no había manera de cargar con el bambú tan largo sobre su hombro. Se puso a correr entre los árboles. Se sentó de nuevo desesperado y se puso a llorar. Inmediatamente vio reaparecer al anciano. Buda le preguntó: "¿Por qué lloras?" Le explicó su situación. Buda señaló el bambú y dijo: "Despegaros! Despegaros!" y el bambú se deshizo en 100 tallos. Y Buda desapareció. Khoai ató los 100 tallos de bambú y volvió con ellos a casa.
Cuando llegó a casa, encontró a las dos familias que se preparan para festejar el convite. El jefe de familia de la aldea había llegado para la boda. Khoai estaba muy enojado y corrió hacia el terrateniente para pedirle nuevamente explicaciones. El terrateniente le dijo: "Te pedí que me consiguiera un bambú con 100 nudos, no 100 tallos de bambú!" Las dos familia detuvieron el festejo y se rieron burlonamente de Khoai, bromeando acerca de su ingenuidad. Khoai dijo el terrateniente que tenía el bambú en el patio y que debía salir a examinarlo. A medida que el terrateniente se acercaba a la pila de tallos de bambú, Khoai dijo en voz baja "pegate! Pegate!". Inmediatamente los tallos de bambú se juntaron y el terrateniente quedó pegado en uno de los extremos del bambú. El terrateniente trató de soltarse, pero fracasó. El futuro suegro fue a rescatarlo.
Khoai esperó hasta que el jefe de la aldea tocó al terrateniente antes de pronunciar:
"Juntaros! Juntaros!". Inmediatamente el jefe de la aldea quedó pegado junto al terrateniente. La misma suerte corrió el hijo del jefe de aldea. Cuanto más trataban de soltarse, más se pegaban entre ellos. Ambas familias entraron en pánico. Nadie se atrevió a tirar de los tres hombres para intentar soltarlos ni a bromear sobre Khoai. Se pusieron en fila y los 3 hombres le pidieron perdón, aún atrapados en el extremo del bambú. Khoai hizo prometerle al terrateniente que le daría a su hija en matrimonio y al jefe de la aldea que se comprometiera a no buscar venganza. Luego Khoai dijo "Despegaros! Despegaros!" y todos ellos quedaron libres. El jefe de la aldea y su séquito abandonó rápidamente la fiesta. Khoai se colocó en el sitio del novio y continuó la celebración!


This entry was posted on jueves, abril 21, 2011 and is filed under . You can follow any responses to this entry through the RSS 2.0 feed. You can leave a response, or trackback from your own site.

1 comentarios:

    Piderman dijo...

    Oooooooooooh que macooooo!

  1. ... on 21 de abril de 2011, 13:26